Recuerdo hace bastante cuando me emocionaba con la salida de algún trabajo nuevo (vinilo o cassette, guau!!) y veía la forma de que llegara a mis oídos, ya sea comprándolo o pirateándolo con algún amigo en su doble cassettera. El uso y abuso de la red hace que ahora el sentimiento no sea el mismo; la mayoría de los que tenemos internet bajamos gigabytes de música sin apenas escucharla, solo para gozar de ese sentido de pertenencia, de decir que tenemos el último de o aquel viejo de. Antes, era un rito el sentarse tranquilo y disfrutar de la obra, analizándo corcheas y fusas, desglosando cada imágen que nos tiraba la prosa, disfrutando del arte de tapa. Ahora es sólo música funcional que nos acompaña mientras jugamos al solitario Spider.
A pesar de todo, uno mantiene cierta ligazón sentimental con obras de antaño que le siguen resultando simpáticas, agradables, maravillosas o rememorativas y las sigue escuchando cada tanto, quitándole la tierrita del dorso de la cajita que las contiene. A mí me pasa eso con varios discos, pero hoy me tienta compartir estos 5 de nuestro rock austral, que no fueron record de ventas ni mucho menos.

ANDRES CALAMARO - Nadie sale vivo de aquí (1989)

El salmón venía de un tercer disco en el cual abandonó el pop para pasar al rock americano y aquí realiza una mixtura de ambos. En aquella época no era bien visto por la fauna vernácula gustar de Calamaro (como tampoco lo era una década antes hacerlo de Porchetto, cuestiones de "ay, como voy a decir que me gusta esto tan simple") y el disco pasó sin pena ni gloria por las bateas y significó la visa hacia España del autor para crear Los Rodriguez junto a Ariel Rot. Sin embargo, más allá de todo prurito, me parece el mejor disco de Andrés, superándo apenitas a Vida cruel y a Alta suciedad, en ese orden.



AVANT PRESS - Avant Press (1996)

Leo García había tenido un fugaz paso por Euroshima y la estuvo peleando bien de abajo hasta que grabó un maxi producido por Daniel Melero llamado Amor entre Rosas. De allí salió el hit que cautivó a Cerati haciendo que lo incluya en el repertorio de Soda, Cibersirena, tema que también sería el de difusión (en una nueva versión) de este hermoso álbum. Canciones simples pero perfectamente construídas y arregladas, con influencias innegables del british-pop pero con una identidad propia aportada por la voz del bueno de Leo. Si pudieras verme, Lejos, Humo gris y el ya nombrado Cibersirena sobresalen apenas en un material bastante parejo y ampliamente disfrutable.



LOS GUARROS - Prostitución y vagancia (1989)

"Eso que tenés entre las piernas me está llamando", "mejor bajate el pantalón que yo te voy a dar un poco de ayuda espiritual", "piso mierda" y otras sutilezas literarias sumada a la portada en la que los chicos posaban en la entrada de un telo, hicieron que Los guarros levantaran alguito de polvareda. La actitud de Javier Calamaro y la cruda viola del Gitano Herrera mas el uso de la percusión y el abuso de una temática reventada lograron que fueran reconocidos como la banda revelación del 89. Nunca llegaron a las Grandes Ligas pero otorgaron una dosis de coramina al aletargado panorama del rock de fines de los 80.



METROPOLI - Viaje al mas acá (1986)

A este lo tenía (lo tengo) en vinilo. Isabel de Sebastián y Ulises Butrón se complementaban conformando una gran dupla: ella, con sus textos precisos y su atildada voz; él, con sus melodías cautivantes y su personalísima guitarra. En Viaje al mas acá abandonan la síncopa y la complejidad cromática de Cemento de contacto para entregar canciones delicadas que parecen salidas del mismo molde pero que en realidad son una muestra de personalidad creativa. Las 8 viñetas pudieron ser singles de difusión pero pasó a la historia Héroes anónimos, que luego sería interpretado en una corrosiva versión por los Catupecu Machu.



PELIGROSOS GORRIONES - Peligrosos gorriones (1993)

Tengo una terrible debilidad por este disco, tal vez porque me acompañó en un momento jodido de mi vida y hay melodías que sanan cicatrices y quedan como una curita eterna en tu piel. Pero más allá de cuestiones personales es innegable el valor artístico de esta notable producción de Zeta Bosio, con un cúmulo de hits que, para mí, tuvieron un nivel superlativo que Francisco Bochatón (bajo y voz) jamás pudo volver a repetir a lo largo de la vida del grupo y de su carrera solista. Buenos arreglos, buen sonido, la voz grunge pero afinada, letras loquísimas. Escafandra, Trampa, El bicho reactor, Tesoro, Un ardiente beso, ufff...

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