En el 2008, la Televisión Pública nos sorprendía con una interesante vuelta de tuerca a los programas de material de archivo de nuestro benemérito rock nacional. Se trataba de Elepé, envío que contaba con la conducción de Nicolás Pauls y narraba el trasfondo en la realización de algunos discos clásicos como La Biblia de Vox Dei, El amor después del amor de Fito o el primero de Almendra. "La idea es homenajear a discos que para nosotros son muy importantes dentro de la historia de la música argentina -explicaba Pauls en aquella época- y mostrar la intimidad de los álbumes en la composición, en la grabación y en el momento de su salida."
"Hay una zona de artistas que tienen muchos discos importantes -destaca Marcelo Fernández Bitar-. Por un lado, nosotros buscamos no quedarnos con la rareza del periodista y por el otro, también acordar, en algunos casos, con el artista. En el caso de Andrés Calamaro, es innegable que su álbum más vendedor es Alta suciedad, a él le gusta hablar de El salmón y en el medio está Honestidad brutal , otro gran disco. Entonces, tenemos que ponernos de acuerdo y elegir uno. En el terreno de la fantasía, si el Indio Solari dice que sí, que quiere participar, pero que en lugar de Oktubre quiere otro disco, entonces, perfecto, se hará ese otro disco."
Hoy te traigo para que disfrutés el de Bicicleta de Serú, que cuenta con anécdotas jugosísimas reveladas por los 3 integrantes que seguían con vida (cuando se grabó el documental, Moro ya había cambiado la batería por el arpa) y por otros personajes cercanos al proyecto como Amilcar Gilabert o Hector Starc.
Aunque mi preferido es Peperina, no puedo dejar de reconocer los valores de este tremendo discazo y, por supuesto, del programa en cuestión. Imperdible.



Sabía que iba a sufrir ese decepcionante sentimiento cuando llegaran los títulos del final. Lo sabía. Pero igual la vi. Mejor dicho, la sufrí. Y llegó entonces ese fatídico momento en que sobrevoló mi resignado corazón, esa frase típica y deleznable que utilizan nuestros padres con el resultado negativo a la vista, habiéndote advertido sobre ello, a lo cual vos en un acto de soberbia no les habías dado bola: "¡Te lo dije!"
Wes Craven creó uno de esos personajes míticos que, a fuerza de aprobación masiva, se transforman en factorías y facturan y facturan hasta que quedan secos como una carilina en el desierto y pasan a ser irremediablemente desechables, ocupando un lugar en el tacho de basura de Hollywood, ante la inmisericorde mirada del productor de turno que piensa que otra fantástica figura nacida en la imaginación ajena pueda utilizar y destruir. Casi una metáfora sobre el mal uso que le damos al planeta. Y es que hace un tiempo largo que por los pagos del Norte no se les cae una idea nueva. Esta vez le tocó al pobre de Freddy Krueger.
En aquella A Nightmare on Elm Street de 1984, había una buena historia, una narración efectiva, una base actoral (el consolidado John Saxon, la promisoria Heather Langenkamp, el debut en la pantalla grande de Johnny Depp, la magnífica composición de Robert Englund) pero por sobre todas las cosas, un atrapante y poco utilizado concepto: ese de la sensación de inseguridad sobre la realidad o fantasía en el momento de vivir nuestros sueños.
Vos te preguntarás si vas a encontrar algo de todo lo que cité en esta innecesaria remake. Bueno: poco y nada. A la chatura del relato que provoca que no te preocupe en lo más mínimo lo que pueda sucederle a estos atribulados adolescentes, se le suma un distante y tradicional trámite interpretativo, únicamente roto por la inquietante (solo a veces) labor de Jackie Earle Haley en el rol del ahora pedófilo onírico hombre del suéter a rayas. A la estética videoclipera de Samuel Bayer se le agrega el uso exagerado de filtros, humo y una recargada fotografía que no permite diferenciar donde comienza o termina el mundo de los sueños.
El doble final ya a esta altura no sorprende a nadie y te podés retirar del cine 4 minutos antes sabiendo que el asesino va a aparecer aunque lo hayan reducido a polvo con una Juliana. Ah, y ese insoportable y ampuloso sonido que le ponen a un arma blanca, ya sea una peligrosísima espada o un inofensivo Tramontina... ¡¡Basta, por favor, basta!!
Lo triste de todo esto es que el hombre de la cara quemada tendrá otra denigrante secuela, miles de teenagers ávidos de sangre se harán eco de la propuesta, Michael Bay seguirá embolsando dólares y yo bajaré la película de la red. Y a pesar de lo que piense sobre ella, me sentaré en mi silloncito y la sufriré de punta a punta. Una verdadera pesadilla.

SI TE GUSTA SER PARTE DE UNA PESADILLA, BUSCALA ACA

Este fin de semana saliste a gastar la noche. Después de varios alcoholes, se hizo realidad tu deseo de tener un largo momento de besos fogozos con esa morocha que partía la tierra. Salieron del lugar, subieron a tu auto, revisaste tu bolsillo posterior izquierdo y encontraste, en una mezcla de estupor y desconfianza, que tenías sólo $4 y un Menthoplus. Desesperación, pavor, sudor intenso en tu frente. En ese momento desearías no vivir con tus viejos o no haberle partido la tibia en el partido de la tarde a tu amigo Jorge que te habría prestado el depto.
Para que este pequeño inconveniente sea nada mas que un episodio jocoso es que dejo este pequeño kamasutra automotriz, que no puede faltar en la cartera de la dama o la bragueta del caballero, y que hara quedar a su poseedor como un campeón en las Olimpíadas Del Conocimiento Del Sexo Sobre Ruedas.
¿Que tenés una moto? Bueno, aguantá, ya te paso el número de David Copperfield...

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MISIONERO EN MINIATURA


VAQUERITA


DE RODILLITAS


YO MANEJO


AL REVES


SEXO ORAL AL VOLANTE


DATE LA VUELTITA


PIERNAS UP


PERRIT@

Fuente de la data: http://www.codigovenezuela.com/2010/10/posiciones-sexuales-en-el-carro/

Quien aquí suscribe es bowista, bowiense o como la RAE quiera denominar (si aceptó alverja, por qué no podría llegar a crear un nuevo término como este). Y es que uno recorre muchísimas carreras pero en muy pocas encuentra alguien que realmente defina en forma real el significado de la palabra artista. Y la de Bowie es la de un ARTISTA con todas las letras. Siempre buscando innovar, adoptando un look diferente para cada ocasión y en muchas ocasiones, columpiándose desinteresadamente en un trapecio a 200 metros de altura y sin red. Como aquí, en este grupo que compartió con virtuales desconocidos y que determinó un cambio radical a lo presentado por el Duque Blanco hasta el momento.
Ataviados de traje negro y corbata, con un sonido visceral que anticipó al movimiento grunge por un par de años, Tin Machine fue la navaja que cortaba la piel suave del final de la década de aquellos poperos 80's. Un Bowie barbado y desaliñado, un guitarrista pirotécnico que alternaba distorsión y ruido de manera visceral (Reevees Gabrels) y dos hermanos con su bajo y batería cimentando en forma contundente la base de los temas (Tony y Hunt Sales) se encargaban de crispar los nervios del oyente medio desprevenido que buscaba referencias a Tonight o Let's Dance. La historia no duró mucho, de 1988 a 1992, ya que sus discos pasaron desapercibidos para el gran público a pesar de contar con buenos temas.
Este que hoy comparto con ustedes es el epílogo de la banda, una obra con distintos registros en vivo resumiendo el material de sus dos discos anteriores. No es lo mejor de Tin Machine, si una excelente fotografía de la escencia de su propuesta y de lo que ofrecía en sus conciertos: experimentación, dureza, anarquía, improvisación, riesgo, desprolijidad. El comienzo con la descontracturada versión del tema de Brian Ferry del Roxy Music del 72 If There Is Something, lo que hubiera sido una balada en manos de otros deformada sónicamente en Amazing, la ultraacelerada perfomance de Under The God y la interminable Heaven's In Here son los puntos más destacados para que, si nunca los escuchaste, te des una idea cabal de lo que trata este período bisagra del David.




H
acía rato que la veía dar vuelta por los distintos lugares que visitaba en la red, pero nunca le di demasiada importancia. Tal vez porque no sabía su significado o porque me daba fiaca googlear para averiguarlo, seguía asomándose y desapareciendo de mi vida con total impunidad. Hasta que un buen día ingresé a Wikipedia y no solo maté a la curiosidad sino que también diagnostiqué mejor que un psicólogo cual era el problema que me afectaba en los últimos años. Una amiga en Twitter (@mmercedesi) me acercó este increible video que, más allá de que sepas o no inglés, te va a atrapar visualmente. De paso, averigua si la procrastinación es también lo tuyo...