Cuenta la leyenda que el director australiano James Wan filmó un corto que contaba con un guión escrito por él mismo en colaboración con Leigh Whannell. Narraba la historia de un enfermero que era raptado por un misterioso personaje que le proponía un macabro juego cuyo objetivo era matar o morir. Ese corto fue el germen de una película que en el 2004 se excibió en el Festival de Cine de Sundance y habilmente fue adoptada por la gente de Lions Gate Films que se encargó de su distribución y de hacer de ella una jugosa marca del cine de terror. Saw fue una gran película sobre todo por la línea argumental y por utilizar el gore psicológicamente; gracias a ella Jigsaw alcanzó niveles de popularidad a la altura de personajes de terror clásicos como Jason Voorhees o Freddy Krueger.
Con el paso de las secuelas no solo fue perdiendo brillo la propuesta sino que se transformó en una competencia para lograr conseguir la forma de morir mas morbosa y absurda prescindiendo por completo del buen gusto y rayando en ocasiones en la ridiculez.
Este corto es la prueba de que todavía hay buenas ideas para filmar y exprimir como limones hasta que no den más jugo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Debo ser un aparato especial, porque recién vi SAW hace pocas semanas atrás, por cable.

Y hacía rato que una peli no me daba tanto julepe, te voy a ser sincera.

No creo animarme a ver las otras, porque lo escatológico y el morbo no es lo mío, (sí el terror psicológico) y para verla con los ojos cerrados... :S

Aunque vite vó como es el morbo, no? Uno no quiere, peeeeero....


Beso