Todos los pibes están como locos con Harry Potter. Compran libros en inglés que no entenderán, lentes con la graduación del protagonista que jamás usarán y desodorantes con aromas para hechizos de Hogwarts que irán al resumidero. Y es que la industria que se mueve alrededor de este ícono juvenil es multimillonaria y obvio, estamos en la era del consumismo y hay que exprimir nuestras billeteras para que Potter con un pase mágico haga aparecer estos billetitos en sus asfixiadas cuentas bancarias. En otra época, el negocio del cine era más inocente y es por eso que hoy te traigo dos películas que son para la misma franja etaria pero de diferentes décadas.

HARRY POTTER Y LA ORDEN DEL FENIX

Género:
Aventuras, drama, fantasía.
Interpretes:
Daniel Radcliffe, Rupert Grint, Emma Watson, Helena Bonham Carter, Michael Gambon, Robbie Coltrane, Ralph Fiennes, Jason Isaacs, Gary Oldman, Alan Rickman, Imelda Staunton, Robert Hardy, Emma Thompson, Tom Felton.
Guión:
Michael Goldenberg; basado en la novela de J.K. Rowling.
Producción:
David Heyman y David Barron.
Música:
Nicholas Hooper.
Fotografía:
Slawomir Idziak.
Dirección:
David Yates.
País:
Reino Unido y USA.
Año: 2007.
Duración:
138 min.
CALIFICACION:
5

Pensé que era yo, que era una mala tarde, que estaba medio dormido, que Belgrano venía cayendo de la punta del Nacional B, que me había salido un inocultable grano en el centro de mi mejilla izquierda. Fueron muchas las razones que se me cruzaron por la cabeza como justificativo porque no me había gustado Harry Potter y la Orden del Fénix. Por suerte, como un vaso de agua en el desierto o como un versículo de la Biblia antes del suicidio, llegaron las palabras de la persona que me acompañó en la visión de esta película, fan total del mago de los lentes graciosos: "¡Mmmmmmhhh, creo que fue la peor de la serie!". Técnicamente impecable (con la guita que le ponen a estas superproducciones no se puede esperar menos) pero terriblemente aburrida, soporífera si me lo permiten. Se supone que las películas sobre magos deben contener grandes momentos de ilusionismo, trucos para sonreir, derroche de fantasía. Bueno, en esta entrega de la saga predominan los diálogos, las explicaciones intrascendentes sobre el pasado del héroe, una redundante estructura de palabras que solo consiguen perder al espectador desprevenido... como verás, palabras, palabras, palabras. Sus otrora compañeros de aventuras Ron y Hermione son meros personajes secundarios que logran meter uno que otro bocadillo sin importancia. El resto se desenvuelve de la misma manera en la historia, ingresando y desapareciendo de la misma casi como cumpliendo con una obligación contractual. La pantalla se ilumina cuando aparece Imelda Staunton como la intrigante Dolores Umbridge, realmente te hace odiarla. Pero esto es muy poco para sostener por si sola el tedio al que fui sometido. Solo para adictos a Joanne Rowling.



LABERINTO
Género:
Fantasía.
Interpretes:
David Bowie, Jennifer Connely, David Goelz, Toby Froud.
Guión:
Jim Henson, Dennis Lee y Terry Jones.
Producción:
Eric Rattray.
Música:
Trevor Jones (canciones: David Bowie).
Fotografía:
Alex Thompson.
Dirección:
Jim Henson.
País:
Reino Unido.
Año: 1986.
Duración:
101 min.
CALIFICACION:
7


Jim Henson se hizo popular a fines de los 70 con un programa educacional para niños llamado Sesame Street y mas tarde con The Muppet Show; ya en la pantalla grande sus marionetas fueron un imborrable hallazgo en la bellísima El cristal encantado (1982). Y bien, en una onda mas infantil arremete nuevamente como director en este relato fantástico del año 1986. Si bien el argumento es tan inverosímil como desprolijo, con un puñado de muñecos y mucha imaginación más la presencia convocante de David Bowie, nos brinda una fábula que tal vez para los pibes de hoy sea media pava pero que a mí (y a la gran mayoría en ese momento) me alucinó en el momento de su visión en el cine. Una adolescente Jennifer Connely (protagonista de Una mente brillante, Hulk, Diamante de sangre, entre otras) tiene que rescatar a su molesto hermanito que fue raptado por unas macabras criaturitas; para ello tiene que llegar al centro del laberinto donde se halla el malvado Jareth, que es el rey de los goblins. La historia hace agua por todos lados como una canoa agujereada por una ametralladora y los comuñes actuan mucho mejor que Bowie, pero el nivel de recreación con escasos recursos y la exquisita banda de sonido compuesta para la ocasión por el Duque Blanco hicieron que cuando la vi nuevamente me dijera que no hacen falta tantos millones de dólares para realizar un digno entretenimiento para los más jóvenes del hogar. Y para los más grandes también, no me voy a hacer el pendejo.

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