Todo gran grupo tuvo sus principios modestos. Allá por 1985 y luego de presentarse en pequeños reductos como el Cafe Einstein, unos pibes de raros peinados nuevos llegaban a su primer teatro. La escenografía era acorde a su propuesta: mucho plástico, celofán y colores pasteles. En ese momento se los catalogó como frívolos, conchetos, vacíos de contenido, pasatistas y no se cuantas pelotudeces más propias de mentes cerradas y anquilosadas. Acá está medio cortado, tal vez se enredó la cinta al digitalizarlo (el original era un VHS) y faltan algunos temas de un repertorio que se basaba en su refrescante debut y algunos adelantos del Nada personal que los lanzaría a la estratósfera. Más allá de que la música cambió bastante, es agradable recordar por qué no me perdía un recital de Soda y por qué despotriqué y lamenté su aburrida despedida del 97 y su millonaria vuelta el año pasado. En sus comienzos ví a esta banda en 5 lugares diferentes en un lapso no mayor al año y siempre me sorprendí con un arreglo distinto, una nueva versión, una remozada introducción. La sorpresa dominaba el escenario y el talento abofeteaba tus sentidos en contraposición con la abulia y la copia exacta del disco de cada tema que caracterizaron sus últimos momentos. Gracias totales por aquellos brillantes primeros pasos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lamentablemente ayer bajó las persianas Stage6, así que también acabó la posibilidad de ver el video posteado en esta entrada. Sorry.